Cuando se trata de elegir el material perfecto para una cocina de estilo clásico, las opciones suelen reducirse a dos grandes contendientes: el cuarzo y el granito. Ambos materiales ofrecen sus propios beneficios y características que pueden complementar este tipo de diseño, pero cada uno tiene sutilezas que podrían influir en la elección final.
El granito, un material completamente natural, se extrae directamente de canteras y se corta en grandes losas, lo que le da a cada pieza un toque único. Su dureza es indiscutible, con una dureza en la escala de Mohs de entre 6 y 7, lo que lo hace bastante resistente a los arañazos y el calor. La variedad de colores y patrones en el granito puede variar drásticamente, ofreciendo desde tonos oscuros y dramáticos hasta suaves y terrosos. Además, la instalación de granito puede costar en promedio entre 50 y 200 euros por metro cuadrado, dependiendo de la calidad y la rareza del patrón elegido.
Por otro lado, el cuarzo, aunque no se extrae en su forma completa como el granito, se produce combinando partículas de cuarzo natural con resinas y pigmentos, lo que resulta en una superficie extremadamente duradera y no porosa. Este proceso de fabricación le permite tener una amplia gama de colores y acabados, incluyendo opciones que imitan al mármol, sin el mantenimiento que este requiere. Una de las ventajas del cuarzo es su resistencia a las manchas, haciéndolo ideal para cocinas donde el derrame de vino tinto o café es una angustiosa posibilidad. Los precios del cuarzo tienden a ser similares al granito, aunque pueden llegar a ser un poco más altos, alcanzando hasta 250 euros por metro cuadrado para opciones premium.
En cuestión de mantenimiento, el granito requiere sellado con regularidad, generalmente cada uno o dos años, para proteger su superficie porosa de manchas y bacterias. A largo plazo, este mantenimiento aumenta los costes y el tiempo dedicado. En un caso tan mediático como el rediseño de cocinas de celebridades, a menudo se observa que el cuarzo se elige por su facilidad de cuidado. El cuarzo, al ser no poroso, elimina la necesidad de sellado, reduciendo así los costos de mantenimiento y el tiempo.
Tal vez te preguntes sobre la durabilidad a largo plazo de estos materiales. Según estudios comparativos, el cuarzo tiende a ser más uniforme en su resistencia, no presenta las medias roturas o grietas inherentes en piedra natural como el granito. En hogares con mucho uso en la cocina, esto podría ser un factor decisivo.
Un factor importante en su selección debe ser la estética. Si uno tiende a preferir un aspecto más orgánico y natural, el granito, con sus variaciones y vetas, puede ser más atractivo. Sin embargo, si se prefiere un estilo más moderno y uniforme, la versatilidad de color y tono del cuarzo puede ajustar más fácilmente a esa visión. Además, considera que la instalación de estas superficies debe ser realizada por profesionales, ya que errores en la colocación pueden resultar en daños costosos.
Al tomar la decisión, evalúa tus prioridades: ¿Prefieres la durabilidad superior y la facilidad de mantenimiento del cuarzo, o el encanto natural y distintivo del granito? Ambas opciones ofrecen excelente valor y belleza, por lo que la elección dependerá de qué características sean más importantes para ti y tu proyecto de cocina clásica.